domingo, 22 de octubre de 2017

Dean Corll – Candy Man

🍭 Dean Corll

     (Candy Man) 🍬


⚠ Contenido no apto para público sensible. ⚠

El Hombre de Los Dulces fue responsable de los asesinatos de al menos 27 niños y jóvenes de Houston, Texas. Para ello Dean Corll tenía una habitación especial de torturas donde violaba, torturaba e incluso castraba a sus víctimas. Para llevar a cabo sus crímenes fue ayudado por dos de sus amigos: David Owen Brooks y Elmer Wayne Henley, quienes le “vendían” a jóvenes incautos que accedían engañados a ir a la casa de Dean. Por cada “presa” Corll ofrecía 200 dólares a sus cómplices.
Las fechorías de Corll se dieron a conocer sólo cuando Henley lo traicionó y lo asesinó en defensa propia, para el resto de sus vecinos Dean Corll era, hasta el momento, un hombre de ejemplar bondad al que le encantaba regalar dulces a los niños. 
Dean Corll.
Dean Arnold Corll nació en Fort Wayne, Indiana, irónicamente el 24 de diciembre de 1939. Su padre Arnold Edwin Corll no era una figura muy estable, pues castigaba a sus hijos severamente por el más pequeño error. Debido a las constantes peleas con su esposa Mary Robinson, ambos se divorciaron cuando Dean apenas era un niño, sin embargo se volvieron a casar después de la Segunda Guerra Mundial. Cuando se separaron por última ocasión, Dean y Stanley (su hermano menor) fueron a vivir con las hermanas mayores de su madre, debido a que Mary tenía que trabajar para mantener a sus hijos. Dean enfermó por una fiebre reumática que le ocasionó un soplo cardíaco y para alejarse de su padre se mudaron a Pasadena, Texas. Su madre se volvió a casar nuevamente y con su segundo esposo empezaron un negocio de dulces de nuez desde su garaje; Corll, ya con 11 años, ayudaba en la empresa familiar, pero además él era generoso y regalaba muestras a los chicos del barrio. En los estudios Dean era percibido como un buen estudiante de impecable aspecto disciplina. Dean utilizaba parte de su tiempo para ayudar día y noche a su madre, y seguir con sus estudios, pero la condición de su corazón limitó sus aspiraciones atléticas, por lo que se dedicó a estudiar Música y aprendió a tocar el trombón. 
Cuando Dean tenía 19 años se mudaron nuevamente, en esta ocasión a Houston Heights, lugar donde abrieron una pequeña tienda. Tras el segundo divorcio de su madre, Mary nombró a Dean como vicepresidente de la compañía, él se cambió a un departamento justo encima de la tienda. El negocio iba por buen camino y ya contaba con algunos empleados, Corll pasaba mucho de su tiempo libre en la compañía de jóvenes menores que él y tenía el habito de regalar dulces a los niños locales, razón por la cual los medios de comunicación le dieron el apodo “El Hombre de Los Dulces” una vez que sus crímenes se dieron a conocer.
En 1964 Corll se alistó en el servicio militar a pesar de su condición cardíaca, durante su tiempo como soldado se dio cuenta de su homosexualidad, por este motivo fue dado de baja después de haber servido por 10 meses. Pronto regresó a la tienda de dulces para ayudar a su madre. Con el tiempo se convirtió en el dueño de la empresa y daba dulces gratis a los niños para que visiten la tienda, a muchos de los locales les parecía extraño que Corll pase mucho tiempo con niños y en especial con adolescentes, sin embargo nadie se acordó de esto cuando las desapariciones de jóvenes comenzaron a producirse.  
Dean Corll, joven.
Después del tercer matrimonio fracasado de su madre en 1968, Mary se mudó a Colorado. Ella y Dean se mantenían en contacto por teléfono, pero ella jamás volvió a ver a su hijo de nuevo. La empresa de dulces empezó a fallar y, como su padre antes que él, Dean tomó un trabajo de electricista en “Houston Lighting and Power Company”, lugar donde trabajó hasta el día que lo mataron.
Cuando había cumplido los 30 años experimentó un severo cambio de personalidad volviéndose híper sensitivo y tétrico. Entonces empezó a pasar más tiempo con adolescentes y a hacer reuniones donde se drogaban con fundas de papel que contenían pintura o pegamento. 
Lo más extraño de Corll era tal vez la elección de sus amigos, quienes en gran parte eran adolescentes masculinos entre 13 y 20 años. De todos sus conocidos sólo dos eran bien cercanos a Dean: Elmer Wayne Henley de 14 años y David Owen Brooks de 15 años. 
David Owen Brooks (izquierda)
Dean Corll (centro)
Elmer Wayne Henley (derecha)
Los tres pasaban mucho tiempo en la casa de Corll o paseando en su furgoneta blanca, pero en una ocasión Brooks entró al apartamento de Dean para encontrarlo desnudo con dos muchachos atados y desnudos también, tan nervioso se puso Corll, que liberó a los jóvenes y le regaló el coche a Brooks para comprar su silencio. Pronto la demencia de Corll le llevó a ofrecerles a David y a Wayne la cantidad de $200 por cada muchacho que le trajesen. 
La característica que todas las víctimas compartían era que todos eran adolescentes hombres de menos de veinte años. El primero en morir fue Jeffrey Konen de 18 años, quien desapareció el 25 de Septiembre de 1970, mientras hacía autostop. Konen fue dejado en la esquina de la carretera de Westheimer, fue recogido por Corll, quien le ofreció llevarlo a su casa en Braeswood Place. La amable apariencia convenció al joven Jeffrey de subirse al coche. Konen fue la única víctima de esa edad y que no vivía en el barrio de Corll. El resto de la víctimas eran adolescentes más jóvenes que vivían en Houston Heights, un barrio pobre, una de ellos fue Homer García de 15 años, quien conoció a Henley cuando estudiaba en la escuela de conducción, él fue invitado a una de las fiestas en la casa de Corll. 
Casa de Corll.
La Policía por su parte recibía muchos reportes de jóvenes desaparecidos o jóvenes fugados de sus casas, aunque los padres negaban que sus hijos escaparan de casa. Las víctimas a menudo estaban solas o en parejas, y eran invitadas a las fiestas en el apartamento de Corll. Los jóvenes que frecuentaban esos eventos eran amigos de Henley o Brooks, excepto Malley Winkle y Billy Baulch, quienes trabajaron con Dean en la empresa de dulces en los sesenta.
La investigación apuntaba a Corll como sospechoso, pero los comentarios de las personas no eran testimonios positivos para la investigación, puesto que todos los interrogados confirmaban que Dean era un hombre bueno.
(De izquierda a derecha):
William Lawrence de 15 años,
 Homer Louis García de 15,
Mark Scott de17,
 Jeffrey Alan Konen de 18,
 Jerry Lynn Waldrop de 13
 y Donald Waldrop de 15 años.
Los homicidios de Corll mostraban el mismo modus operandi: los adolescentes eran estrangulados, muertos por disparos y violados. De acuerdo con los reportes policíacos, el orden de las desapariciones seria el siguiente:
25 de Septiembre de 1970: Jeffrey Konen de 18 años. Enterrado en High Island Beach.
15 de Diciembre de 1970: Danny Yates de 15 años y James Glass de 14, desaparecieron en una reunión de su religión, engañados por David Brooks, ambos fueron torturados y estrangulados por Corll.
30 de Enero de 1971: Donald Waldrop de 17 años y Jerry Waldrop, 13, quienes de acuerdo con Brooks, el padre de ambos era un constructor que en aquel tiempo trabajó en un apartamento continuo al de Corll cuando éste los estranguló.
9 de Marzo de 1971: Randell Lee Harvey de 15 años desapareció camino a su casa, cerca de una estación de gasolina. Corll le disparó en la cabeza y lo sepultó con el resto, cerca del cobertizo de su bote. Su cuerpo fue identificado el 17 de Octubre del 2008.
29 de Mayo de 1971: David Hilligeist de 13 años, desapareció yendo a la piscina local, David era uno de los amigos de la infancia de Henley. Malley Winkle de 16 años, antiguo empleado de la tienda de dulces y novio de la hermana de Randell Lee fue visto por última ocasión subiendo junto con Hilliegeist a una furgoneta blanca.
17 de Agosto de 1971: Ruben Watson de 17 años desapareció yendo al cine, esta fue la última víctima identificada antes que Henley comenzara a participar en los secuestros y asesinatos.
24 de Marzo de 1972: Frank Aguirre de 18 años, era el novio de Rhonda Williams, cuya presencia en la casa de Corll desató la confrontación final entre Henley y Dean. Frank fue enterrado en High Island Beach.
21 de Mayo de 1972: Johnny Dejome de 16 años y Billy Baulch de 17 años, desaparecieron yendo a la tienda, Henley lo estranguló y después le disparó en la cabeza. Billy trabajó con Dean en la tienda de dulces durante los sesenta, fue enterrado en High Islan beach.
2 de Octubre de 1972: Wally Jay Simoneaux de 14 años y Richard Hembree de 13, fueron vistos por última vez junto a una furgoneta blanca aparcada en una tienda. Fueron enterrados cerca del cobertizo del bote de Corll.
22 de Diciembre de 1972: Mark Scott de 18 años fue torturado y asesinado por Corll, Mark era amigo de Henley y Brooks.
4 de Junio de 1973: Billy Ray Lawrence de 15 años, su caso fue diferente porque Corll lo mantuvo con vida por cuatro días antes de matarlo y enterrarlo en el lago Sam Rayburn. Billy era amigo de Henley.
15 de Junio de 1973: Ray Blackburn de 20 años, era de Lousiana, estaba casado y tenía un hijo. Fue la víctima más adulta de Corll.
13 de Julio de 1973: Homer García de 15 años, conocía a Henley por los cursos de conducción. Le dispararon y enterraron en el lago Sam Rayburn.
19 de Julio de 1973: Tony Baulch de 15 años. Corll asesinó a su hermano mayor el año anterior, Tony fue enterrado cerca del cobertizo de su bote.
25 de Julio de 1973: Marty Jones de 18 años y su amigo Charles Cary Cobble de 17 fueron vistos por última vez en la compañía de Henley. A Charles le dispararon dos veces en la cabeza.
3 de Agosto de 1973: James Dreymala de 13 años se convertiría en la última victima de Corlls, él fue engañado para que entre al apartamento de Dean en Pasadena a recolectar tapas de las botellas de sodas para venderlas.
La noche del 8 de Agosto de 1973, Henley llevó a su novia Rhonda y a Tim Kerley a la casa de Corll, quien se molestó en el instante que vio a la chica, después de unas cervezas y un poco de hierba se calmó. En algún momento los tres adolescentes perdieron el conocimiento y se levantaron atados, Henley se despertó cuando estaba siendo esposado por Corll, sabiendo lo que le esperaba logró convencerlo de que lo deje libre y lo ayudaría, Dean aceptó, y tras intentar violar a Tim Kerley, el joven luchó tanto que Dean frustrado salió de la habitación, en ese momento Henley tomó el arma que Corll había dejado, una pistola calibre 22. Cuando Corll regresó, intentó atacar a Henley pero éste le disparó seis veces: en la espalda, hombro y cabeza.
El asesino serial había muerto y Henley, resignado ante la culpa, llamó a la Policía. Mientras esperaban éste le dijo a Tim: “me hubieran dado $200 por ti”. Cuando los oficiales interrogaron al cómplice, este les contó todo sobre los asesinatos, la Policía, escéptica, no creía la historia hasta que Henley les menciono algunos nombres de los adolescentes desaparecidos.
Al investigar el apartamento se toparon con una oscura verdad. Dean Carll los había matado a todos en su cámara de tortura.
Henley 
Un cuarto oscuro, diseñado sólo para la tortura y la muerte, un cuarto investido de un extraño olor. Tenía un piso alfombrado cubierto por plástico y una larga tabla con esposas adjuntadas, la cual sería el último lugar de reposo de las víctimas. Habían cuerdas y varios juguetes sexuales, objetos todos que describían la naturaleza de los crímenes. También había un extraño cajón de madera con huecos hechos para que el aire entre.
A ese terrible lugar Corll llevaba a los jóvenes (de 13 a 20 años) que elegía como presas. Ahí los desnudaba, los violaba y los atormentaba haciéndoles cosas como meterles gruesos consoladores que les dejaba metidos en el ano; o, peor aún, duras, frías y lacerantes varillas de acero… También solía introducirlos en cajas de madera, donde tras cierto tiempo sus víctimas experimentaban agudos calambres. Gustaba de arrancarles el vello púbico, pelo por pelo. Y era cada vez más sádico, ya que llegó a un punto en que les partía los dedos, les quebraba a martillazos los omoplatos y otros huesos de piernas y brazos, los asfixiaba con bolsas plásticas, les hacía cortes en tal o cual parte del cuerpo, e incluso, a algunos los castraba con tijeras, cuchillos, y hasta navajas de afeitar…
Tabla de tortura que frecuentemente utilizaba
En los días que siguieron después de la muerte de Corll, Henley llevó a los oficiales al cementerio personal de Corll. Cerca del cobertizo de su bote había un terreno donde, tras cavar por algunas horas, descubrieron varios cuerpos bañados en cal y envueltos en plástico. Y es que Corll, según contaron ex empleados de la dulcería, solía comprar a menudo unos rollos de plástico transparente; eran estos los royos con los que envolvía a los cadáveres de sus víctimas, atando los extremos de tal forma que los muertos pareciesen caramelos. Pero Henley no se detuvo allí, y tras confesar toda su participación, los llevó al resto de “cementerios” que Corll había creado en todo Houston. La Policía descubrió un total de 27 cadáveres, que al ser examinados mostraban señales de haber sido estrangulados y torturados, algunos también habían sido castrados, otros fueron muertos a balazos, algunos tenían objetos insertados por el recto, y absolutamente todos habían sido sodomizados.
Cuando la investigación y búsqueda de cadáveres estaba terminando, Henley insistió en que faltaban tres cuerpos más que habían asesinado, cuerpos que jamás fueron encontrados. Aunque sí descubrieron dos huesos que no eran de las víctimas encontradas cerca del cobertizo del bote de Corll, por lo que no se descarta que hubiese más víctimas que nunca aparecieron.
Envueltos como dulces.
Henley cumple actualmente 6 cadenas
 perpetuas.
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sábado, 21 de octubre de 2017

Joachim Kroll – El Caníbal

Joachim Kroll (El Caníbal)


⚠ Contenido no apto para público sensible. ⚠

Joachim Kroll nació en Hindenburg, Alemania. Sólo fue tres años a la escuela y nunca aprendió a leer ni a escribir (tenía un IQ bien bajó, de 76). Su madre, que era viuda, falleció cuando él era un adolescente. A raíz de su muerte, sus cinco hermanos y hermanas fueron separados y, con el tiempo, perdieron el contacto con Joachim.  

No se sabe mucho del pasado de Kroll. A saber qué razones se aunaron para que este hombre pequeño, común y corriente se convirtiera en asesino en serie y caníbal. En 1955, a la edad de 22 años, Joachim acechó a Irmgard Strehl, de 19 años, cuando ésta iba por una carretera rural cerca de la ciudad de Walstedde. Irmgard fue asesinada por estrangulación y luego violada, un destino que correrían todas las mujeres que fueron víctimas de Joachim. Su cadáver fue encontrado a varios metros de la carretera.
Durante cuatro años, los extraños impulsos que llevaban a Joachim a matar y a violar permanecieron latentes. Luego, en rápida sucesión, volvió a las andadas, dos veces en un mes. Las víctimas fueron Klara Tesmer, de 24 años, y Manuela Knoot, de 16.
Fue al matar a Klara cuando a Joachim le empezó a gustar la carne humana. Cuando se encontró su cadáver en un bosque cercano, la Policía se quedó horrorizada al ver los grandes trozos de carne que le habían arrancado de los muslos y los hombros. 
Años después, Joachim reveló que había envuelto la carne en un papel y luego se la había comido en la cena. Desgraciadamente, un tal Heinrich Ott fue arrestado y acusado del asesinato de Klara. A la espera del juicio, Ott sufrió una depresión aguda y se ahorcó.
En 1962, Joachim volvió a actuar. Su primera víctima fue Petra Giese, de 13 años. Dos meses después, mató a Monika Tafel, de 12 años. Ambas, originarias de la región de Bruckhausen, habían sido asesinadas por estrangulamiento, y después violadas. De nuevo, se encontraron signos de canibalismo. Dos hombres inocentes fueron arrestados, declarados culpables y encarcelados por estos asesinatos.
Vinzenz Kuehn, un conocido pederasta, pasó seis años en prisión por el asesinato de Petra Giese. Walter Quicker, un hombre que amaba a los niños, pero que nunca había tocado a uno solo, fue declarado sospechoso del asesinato de Monika Tafel. Como no había ninguna prueba en su contra, fue liberado. La mujer de este hombre totalmente inocente se divorció de él por el incidente. Sus amigos y conocidos le hicieron el vacío. Unos meses después del asesinato, se colgó en el mismo bosque donde se había encontrado el cadáver de Monika Tafel.
Tres años después de estos crímenes, Joachim volvió a matar. Estaba buscando una víctima femenina en Grossenbaum cuando se topó con una pareja que había aparcado en un callejón conocido por ser refugio de enamorados. Hermann Schmitz y su novia, Marion Veen, se estaban besando en el asiento delantero de su automóvil. Joachim se puso delante del vehículo y empezó a mover los brazos como loco. Creyendo que este hombre obviamente agitado tenía algún problema, Schmitz salió del automóvil. Joachim le asestó varias puñaladas.
Marion, quien entendió lo que estaba pasando rápidamente, se pasó al asiento del conductor y puso el vehículo en marcha. Joachim logró apartarse de un salto en el último momento. Corrió hacia los matorrales y desapareció, en medio de la noche. Marion colocó una horquilla debajo de la corneta para que esta no parara de sonar, esperando así llamar la atención. Entre tanto, detuvo el vehículo y corrió al lado de Hermann. No había nada que pudiera hacer. Estaba muerto.
En septiembre de 1966, Joachim asesinó y violó a Ursula Rohling, de 20 años. Inmediatamente se sospechó de su novio, Adolf Schickel, la última persona vista en su compañía. Aunque fue arrestado, después lo dejaron en libertad. Adolf tuvo que hacer frente a las burlas de sus amigos y vecinos, que estaban totalmente convencidos de su culpabilidad. Cuatro meses después de recuperar su libertad, se llenó los bolsillos con piedras y se ahogó en un río cercano.
Joachim siguió asesinando. En Bredeney, engañó a una niña de cinco años, Ilona, consiguiendo que se subiera a un tren. Al cabo de veinte millas, ambos bajaron del tren. Joachim la estranguló y violó, y luego se llevó partes de su cadáver. 
A este hombre enloquecido no le importaba la edad de sus víctimas. Llamó a una puerta elegida al azar. Cuando Maria Hettgen, de 61 años, abrió, murió a puñaladas. Poco después, Jutta Rahn, de 13 años, corrió la misma suerte. Se sospechó que un hombre llamado Peter Schay, sobre el que la Policía estaba investigando, era el asesino, principalmente porque tenía el mismo grupo sanguíneo que el asesino.
No obstante, como no había pruebas de que hubiera participado en el asesinato, se le dejó libre. Durante varios años, los amigos y vecinos de este hombre inocente le hicieron el vacío, hasta que Joachim confesó haber asesinado a Jutta.
En 1976, a Oscar Muller, de Laar, Alemania Occidental, su vecino de la puerta de al lado le dijo que el inodoro de su piso estaba atascado. Oscar fue a verlo con la idea de arreglarlo. Se quedó horrorizado al darse cuenta de que en el inodoro flotaban diminutos trozos humanos. Salió del edificio y rápidamente encontró a un agente de policía. En el barrio había varios policías porque esa misma mañana había desaparecido de un parque cercano Monika Kettner, una niña de cuatro años. Un agente acompañó a Oscar, echó un vistazo al inodoro y llamó a sus superiores.
Un grupo de detectives fue a ver a uno de los vecinos de Oscar, Joachim Kroll, para registrar su piso. En su frigorífico encontraron trozos de carne de la niña desaparecida. En el congelador, descubrieron más trozos de carne humana bien empaquetados. El asesino era consciente de que sus 21 años de asesinatos iban a concluir. Confesó todos los asesinatos que recordaba, pero admitió que había muchos otros de los que no se acordaba. La Policía cree que no pasó un solo año en que no se cobrara una víctima, aunque no se acordara de todas ellas.
Mientras contaba con todo lujo de detalles los crímenes de los que se acordaba, Joachim contó con toda tranquilidad como conoció a Gabriele Puettmann en un banco de un parque. Tenía la intención de matarla y violarla pero cuando le enseñó fotos pornográficas, Gabriele saltó y se fue corriendo.
Gabriele nunca le habló a sus padres del incidente pero cuando, once años después, fue nombrada en la confesión de Joachim, se dio cuenta de lo afortunada que había sido al lograr escapar de las garras de uno de los caníbales más conocidos de Alemania.
Como en Alemania Occidental no existía la pena capital, la máxima pena a la que pudo ser condenado Joachim Kroll fue cadena perpetua.

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Robert Pickton – Granjero Asesino

      Robert Pickton 
                          (Granjero Asesino)

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Robert Pickton heredó una granja en Low Track en Vancouver (Canadá). Allí se dedicaba a criar de cerdos, pero tras su habitual fachada de granjero se escondía un psicópata que mató al menos a veinte mujeres. Algunas de las víctimas de Pickton terminaban como comida para sus cerdos y así evitaba tener que enterrar a todasUna vez que Pickton satisfacía sus deseos sexuales, se deshacía de los cuerpos. Muchas de sus víctimas eran estranguladas después de que el homicida las sodomizara, otras eran apuñaladas o les disparaba en la cabeza con un revólver de bajo calibre. En ocasiones Pickton se divertía con sus víctimas colgándolas de ganchos y sacándoles la grasa del cuerpo. Posteriormente las cortaba y las empleaba como alimento para sus cerdos.
Arriba vemos imágenes del interior de la granja de Pickton.
Fue allí donde sodomizó, estranguló, apuñaló, ejecutó con revólver,
colgó a sus víctimas de ganchos, extrajo
grasa de sus cadáveres y/o los empleó para
 alimentar a sus cerdos.
Robert William “Willie” Pickton, nació el 26 de octubre de 1949 en Port Coquitlam, Columbia Británica, Canadá. El asesino tenía un hermano y cómplice llamado David Francis Pickton. Poco se sabe de los padres y vida personal de este psicópata. Pickton solía asesinar prostitutas debido a que por su naturaleza elusiva no serían echadas de menos al desaparecer. Muchas de ellas eran adolescentes que huían de sus casas y se cambiaban el nombre, razón por la que los investigadores tenían pocas oportunidades de encontrarlas. La desaparición de estas señoritas de compañía era muy habitual ya que muchas cambiaban de zona. Además pocas veces alguien se interesaba en su paradero o las denunciaba. Las desapariciones cerca de la granja de Pickton eran comunes y no había un patrón discernible. 
Su hermano y cómplice. 
1.- Rebeca Guno, de 23 años, fue vista por última vez el 22 de junio de 1983 por el distrito Downtown Eastside, fue reportada su desaparición tras tres días.
2.- La siguiente víctima de Pickton fue Sherry Rail, de 43 años: ella desapareció en enero de 1984 y el hecho no fue denunciado hasta después de 3 años.
3.- Elaine Auerbach dijo a sus amigos que se mudaría a Seattle en marzo de 1986, pero no llegó y fue reportada a mediados de abril.
4.- En julio de 1988, Teressa Ann Williams de 26 años desapareció y no fue denunciada su desaparición hasta marzo de 1989.
5.- En agosto de 1989, Pickton dejó de matar hasta el 1 de octubre de 1990, cuando la paciente mental Ingrid Soet, de 40años, fue reportada como desaparecida por la Policía.
6.- El 29 junio de 1992, Kathleen Wattley de 39 años desapareció y se convirtió en la primera víctima afroamericana.
7.- El asesino se detuvo por 3 años, hasta que en marzo de 1995 drogó, violó y estranguló a Catherine Gonzales de 47 años. Ella fue reportada el 9 de febrero de 1996.
8.- La segunda víctima de ese año fue Katherine Knight, de 32 años, quien desapareció siete meses antes de ser denunciado el hecho el 11 de noviembre.
9.- Cuatro meses después desaparecío Dorothy Spence de 36 años. Fue notificado a la Policía el 30 de octubre.
10.- Finalmente el asesino cobró la última víctima del año con Diana Melnick de 23 años, quien desapareció 4 días después de navidad.
11.- Pickton se detuvo nuevamente hasta octubre de 1996, cuando Tanya Holyk de 24 años desapareció y aquello fue notificado en noviembre 3.
12.- Olivia Williams despertó menos interés tras desaparecer en diciembre del mismo año, su reporte no fue hecho hasta el 4 de julio de 1997.
13.- Janet Henry, una víctima que sobrevivió al asesino Clifford Olson, desapareció una década después cuando fue a una fiesta en la granja de Pickton y, tras ser drogada, el homicida la sodomizó y posteriormente la asesinó, el 28 de junio de 1997. Su familia reportó su desaparición diciendo que hablaron con ella hace dos días.
14, 15, 16.- El mes de agosto de 1997 fue el más peligroso, tres mujeres desaparecieron y la policía no supo de esos eventos hasta un año más tarde. Marnie Frey de 25 años, el 4 de septiembre de 1998; el 23 de septiembre Helen Hallmark de 32 años;  luego Cindy Beck de 33 también desapareció en septiembre de 1997, sin embargo no se notificó hasta el 30 de abril de 1998.
17.- Los amigos de Andrea Borhaven no se molestaron en reportar su desaparición en 1997, hasta que notificaron a la Policía el 18 de mayo de 1999.
18.- Otra víctima de Pickton fue Jacqueline Murdock de 28 años, su desaparición fue reportada el 3 de octubre de 1998.
19.- Kerry Koski de 39 años desapareció en enero y su reporte se hizo el 29 del mismo mes.
20.- Jacqueline McDonnel de 23 años desapareció a mediados de enero y fue reportada el 22 de febrero de 1999.
21.- Inga Hall de 47 años fue vista por última vez en febrero de 1993, su desaparición fue registrada rápidamente en el 3 de marzo.
22.- Mientras Sarah Jane deVries desapareció el 14 de abril de 1998, ese mismo día sus amigos hicieron el reporte.
23.- Sheila Egan, una prostituta que trabajaba desde los 15 años, desapareció cinco años después en julio de 1998 y su reporte se hizo el 5 de agosto.
Aparte de todas las mencionadas existen víctimas no confirmadas al punto de que las investigaciones sugieren que el número de víctimas pudo haber sido de unas 49, tal y como se ve en la recopilación de arriba, donde salen tanto las víctimas confirmadas como las no confirmadas.
En septiembre de 1998 se comenzó la investigación oficial, después de que un grupo de aborígenes diera una lista de homicidios perpetrados en Low Track. Las autoridades examinaron la lista y dijeron que las víctimas habían muerto por sobredosis de drogas, sin embargo el Detective Dave Dickson estaba intrigado por la queja y comenzó su propia investigación. Pronto tenía una lista de todas las mujeres que habían desaparecido sin dejar rastro en el área de Low Track. Las investigaciones del detective formaron una lista que consiguió el apoyo de sus superiores y así se inició una búsqueda que duró 4 años en los que el asesino siguió impune. Las investigaciones descubrieron que 16 de las desaparecidas eran prostitutas del sector de Low Track, y sus desapariciones se llevaban reportando desde 1995. Alrededor de 85 investigadores trataban de deducir si el asesino en serie seguía libre. El inspector Kim Rossmo creó un perfil geográfico, técnica que ayudó a resolver crímenes por medio de los mapas señalando los lugares donde las víctimas habían desaparecido. En mayo de 1999, Rossmo descubrió una inusual concentración de desapariciones en el Downtown Eastside, pero la Policía ignoró las recomendaciones diciendo que las mujeres se fueron de Vancouver voluntariamente. Rossmo fue degradado y por eso renunció, luego demandó a la Policía de Vancouver pero fue ignorado. Mientras, el inspector Gary Greer dijo a la prensa que no había un asesino en serie suelto y que las personas desaparecidas no estaban muertas. Debido a la falta de evidencia y cooperación de los proxenetas, la Policía no tenía ningún rastro sólido que seguir. En junio de 1999, oficiales entrevistaron a familiares de las víctimas para conseguir información y ADN para identificar posibles restos.  En este periodo muchas víctimas se sumaron a las desapariciones. El número de víctimas aumentaba y la Policía se percató de que el asesino se había vuelto más activo y arrogante. La Policía de Vancouver consideró la posibilidad de que se tratara de un depredador sexual y pronto comenzaron a investigar a sospechosos de distintos casos anteriores. 
  El 5 de febrero de 2002, la Policía ingresó a la casa del granjero Robert Pickton para hacer una inspección de armas de fuego, también revisaron la casa de su hermano. Los oficiales que investigaban sospechaban que Pickton estaba relacionado con las desapariciones, tras la revisión, Pickton fue acusado con varios cargos, pero lo absolvieron, aunque seguía bajo supervisión policial. Mientras revisaban la casa de Pickton encontraron municiones calibre 357 magnum, gafas de visión nocturna, esposas y una jeringa junto a un frasco que decía “afrodisiaco de mosca española”. Poco duró su libertad y el 22 de febrero de 2002, los oficiales arrestaron a Pickton por asesinato en primer grado de dos mujeres: Sereena Abotsway y Mona Wilson. El 2 de abril del mismo año la Policía lo acusó por los homicidios de Jacqueline McDonell, Diane Rock y Heather Bottomley. Tras cinco días el crimen de Andrea Joesbury también se sumó a la lista de cargos. En el transcurso del año Pickton fue acusado de todas las desapariciones que comenzaron en los años ochenta, lo cual sumó un total de 49 víctimas.                                                                                                                                                       Cuando fue arrestado, la Policía encontró cabezas y manos de mujeres en su nevera. Las cabezas estaban cortadas en dos, verticalmente, y tenían heridas de bala. También se encontraron los inhaladores de asma de Sereena Abotsway, dos jeringuillas con el ADN de la chica y el de Pickton. Se descubrió un revólver calibre .22 cuyo cañón tenía un juguete sexual, objeto que tenía el ADN del granjero y el de Mona Wilson, junto con sus zapatos y un rosario. Las investigaciones implicaron al hermano del acusado, Dave, quien dijo que hacía lo que Robert le decía y también administraba la discoteca “Piggy`s Palace”. Toda la evidencia fue descubierta dentro de los 100 metros que rodeaban el tráiler de Pickton, lugar donde traía mujeres.  
El fiscal Mike Petrie consiguió objetos y testimonios, junto con el ADN de muchas mujeres muertas, se encontraron baldes con partes humanas, dientes de mujeres, restos de dos cuerpos femeninos en un refrigerador y varios objetos. Durante el juicio, un testigo dijo ver a Pickton en un cuarto donde estaba colgado el cuerpo de una mujer, esto fue respaldado por otros testigos. Otros testigos dijeron que Pickton estranguló y evisceró a mujeres para darles sus restos a los cerdos. Las excavaciones en la granja de Pickton continuaron hasta noviembre de 2003, cuando el costo de la investigación oscilaba entre los 70 millones de dólares. La granja fue embargada y todas sus construcciones fueron demolidas, debido al estado de putrefacción de los restos humanos encontrados en la granja de Pickton. Se cree que, muchos de los cerdos que Pickton crió, crecieron comiendo carne humana. Sin embargo el gobierno de Columbia Británica descubrió que los cerdos no fueron vendidos, pero sus amigos sí se llevaron uno que otro para alimentarseEn diciembre de 2007, Robert Pickton fue sentenciado a cadena perpetua sin posibilidad de salir bajo palabra por 25 años: aquella era la máxima pena por homicidio en Canadá. En prisión, Pickton confesó que fue capturado por volverse descuidado. El asesino nunca colaboró con la justicia por lo que no se pudo determinar el número exacto de víctimas. Algunas investigaciones estiman el número total de mujeres asesinadas en casi 50, sin embargo no se le pudieron imputar mas que veintiséis víctimas. 



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Test de semen usado en las investigaciones
del caso Pickton.

Richard Ramírez – The Night Stalker

                           Richard Ramírez

                         (The Night Stalker)

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Como la mayoría de los asesinos en serie, Ramirez fue en su adolescencia un chico problemático: a los 9 años ya comenzó a robar y más tarde a consumir drogas en Texas, su estado natal.
Una vez en Los Ángeles, comienza su carrera como asesino, sin unas pautas concretas, lo cual hacía más dificil su detención: mataba a personas dandole igual sexo, raza, edad o condición. Las armas utilizadas iban desde un bate de beisbol a un puñal, pasando por varios tipos de pistolas.
Su modus operandi también oscilaba, ya que podía asesinar de una manera organizada sin dejar pista o matar sin ningún cuidado creyéndose amparado por su dios Satán, dibujando signos satánicos en las paredes , comiendo en casa de sus víctimas, robandoles el dinero que llevaban encima o dejando las armas homicidas en el lugar del crimen.
Su juego preferido era salir de caza, acompañado por un walkman, oyendo AC/DC, encontraba a su víctima y entraba en su casa preparado para violar y matar.
Al principio, solo golpeaba y violaba, dejando incluso a la mayoría de sus víctimas con vida, pero después se hizo más sádico, como por ejemplo, en el asesinato de una joven, a la que violó y la sacó los ojos con una cuchara, matando a la chica después y enviandolos (a los ojos) a su casa al día siguiente.
Como muchas de sus víctimas sobrevivían, una mujer le reconoció en Agosto del 85 por la calle. Después de numerosos retratos robot enviados por la Policía, un grupo de gente a la voz de “¡matadlo!” le persiguió y capturó mientras intentaba robar un coche, salvándose de ser linchado por una patrulla de policía. 
El 4 de Octubre del 89, realiza las siguientes declaraciones: “…Yo no creo ni en la hipocresía ni en los dogmas morales de la llamada sociedad civilizada. Sólo me basta con mirar dentro de esta habitación, para conoceros tal y como sois: mentirosos, cobardes, asesinos, ladrones… y cada uno con su propia profesión legal. Sois unos gusanos hipócritas, me ponéis enfermo…”
“…No necesito oír todos los raciocinios de vuestra sociedad. Ya los he oído antes y los argumentos siempre son los mismos…”
“… No me entendéis. Tal y como suponía, no sois capaces de hacerlo. Yo estoy más allá de vuestra experiencia. Estoy más allá del bien y del mal…”
Finalmente es acusado de 14 asesinatos, 5 intentos de asesinato, 9 violaciones (entre las cuales 3 fueron a menores), 2 secuestros (solía secuestrar niños para abandonarlos a cientos de kilómetros de su casa solo por el placer de hacerlos sufrir), 4 actos de sodomía, 2 felaciones forzadas, 5 robos y 14 allanamientos de morada. A pesar de estos datos, se estima que actuó en muchas más ocasiones ya que su modus operandi no era fácilmente identificable y él nunca colaboró con la Policía dando datos de sus crímenes.
En 1989 es condenado a la cámara de gas, pero Ramírez no perdió su fe: “… ¡Legiones de la noche!, ¡Razas de la noche!, no repitáis los errores del Night Stalker y no concedan clemencia alguna… Yo seré vengado. Lucifer está con nosotros…”

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Albert Fish – El Abuelo Asesino

Albert Fish (Abuelo Asesino)

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Tras la apariencia de abuelito había una personalidad
con rasgos como sadismo,
 masoquismo, castración y
autocastración, exhibicionismo,
 voyeurismo, pedofilia,
homosexualidad,
coprofagia, fetichismo,
canibalismo e hiperhedonismo.
Fish nace en 1870. En su familia existen numerosos antecedentes de perturbación mental, empezando por su madre que oye voces por la calle y tiene alucinaciones, dos de sus tíos internados en un psiquiátrico, un hermana demente, un hermano alcohólico, etc. Desde muy niño se siente atraído por el sadomasoquismo, se divierte infligiendo dolor a los demás y sobre todo a él mismo. Sigue con atención los artículos de crímenes en la Prensa, y colecciona sobre todo aquellos de los asesinos en serie caníbales, con los que se siente identificado. A los veinte años mantiene relaciones homosexuales y ejerce la prostitución homosexual en Washington, en dónde viola a un niño y asesina a su primera víctimaEn esa época comienza a sufrir alucinaciones de tipo religioso y vive obsesionado con la idea del pecado, creyendo que la única forma posible de expiación es a través del sacrificio personal y el dolor
Radiografía de su pelvis
Él mismo se inflige castigos masoquistas automutilándose, frotando por su cuerpo desnudo rosas con espinas, hundiéndose agujas de marinero en la pelvis y en los órganos genitales… en una ocasión es sorprendido en su habitación completamente desnudo, masturbándose con una mano y con la otra golpeándose la espalda con un palo del que sobresalen unos clavos. A cada golpe grita de dolor, mientras la sangre se desliza por sus nalgas. Oficialmente, fue detenido ocho veces: la primera por tentativa de estafa, luego por robo, por pago con cheques sin fondos, por cartas obscenas a los anuncios de agencias matrimoniales de los periódicos. En alguna ocasión afirma ser Jesucristo, que San Juan le habla y que el mismo Dios le ordena cometer sacrificios humanos. Lo internan tres veces en un hospital psiquiátrico, dejándolo salir al poco tiempo en cada ocasión tras considerar que no es peligroso ni está loco, sino que simplemente sufre una personalidad psicopática de carácter sexual. A pesar de todos estos delitos, la Policía neoyorquina tardaría nada menos que seis años para poder inculparlo por asesinato. “Escuchaba voces que me decían cosas y, cuando no las comprendía todas, trataba de interpretarlas con mis lecturas de la Biblia… entonces supe que debería ofrecer uno de mis hijos en sacrificio para purificarme a los ojos de Dios de las abominaciones y los pecados que he cometido. Tenía visiones de cuerpos torturados en cualquier lugar del Infierno…” 
Albert Fish fue capturado por la Policía el 13 Diciembre de 1935, cosa que se logra a través de una carta de Fish enviada a la madre de la víctima que había secuestrado, en donde le cuenta sus aficiones por el canibalismo y cómo se decidió a probar carne humana por primera vez con el cuerpo de su hija. 
Fue arrestado tras haber cometido
la torpeza de enviarle una carta a la
 madre de una de sus víctimas.
“Querida señora Budd:
Hace algunos años, mi amigo el capitán John Davis, zarpó de California hacia Hong-kong, que por aquel entonces padecía los problemas del hambre. Las calles se habían vuelto muy peligrosas para los niños entre 9 y 12 años porque tenían la costumbre de matarlos y cortarlos en pedazos y vender su carne como alimento. Antes de zarpar mi amigo, raptó a 2 niños, los mató, cortó en pedazos, guisó su carne y se la comió. Esa es la razón de que hace algunos años yo acudiera a su casa el 3 de junio de 1928 con el pretexto de acompañar a su hija a la fiesta que daba mi hermana. Me la llevé a una casa abandonada, que había en Westcher County, donde la estrangulé, la corté en pedazos y comí parte de su carne. Tranquila, no me la tire: murió siendo virgen.”
Tras leerla y sufrir un gran shock, se puso en contacto con la Policía, que tras investigar logró encontrar la procedencia de la carta, siguió la pista de Albert Fish y lo arrestó el 13 de diciembre. En su declaración afirmó que, tras matar a la niña, le cortó la cabeza con un trinchante y partió su cuerpo en dos con una sierra a la altura del ombligo. 
“…Decidí comérmela. La llevé a una casa abandonada en Westchester en la que me había fijado. En el primer piso me desvestí completamente para evitar manchas de sangre. Cuando me vio desnudo se echó a llorar y quiso huir, pero la alcancé. La desnudé, se defendió mucho, me mordió y me hizo algunos rasguños. La estrangulé antes de cortarla en pedacitos para llevarme a casa toda su carne, cocinarla y comérmela. No pueden imaginar cuán tierno y sabroso estaba su culito asado. Tardé nueve días en comérmela por completo. No me la tiré, aunque hubiese podido hacerlo de haberlo querido, murió virgen”.
El propio Fish lo reconocería: “No soy un demente, sólo soy un excéntrico. A veces ni yo mismo me comprendo”.
Una vez detenido, se confiesa además autor de otros muchos crímenes y demás aberraciones que había estado llevando a cabo durante toda su vida: su deseo irresistible de comer carne cruda las noches de luna llena, que le valdría el apodo de “el Maníaco de la Luna”, sus crímenes más atroces, algún acto de vampirismo como el caso de un niño de 4 años al que flageló hasta que la sangre resbalaba por sus piernas, luego le cortó las orejas, la nariz y los ojos, le abrió el vientre y recogió su sangre para bebérsela a continuación, además de desmembrarlo y prepararse un estofado con las partes más tiernas. También narra la historia de un joven vagabundo al que obligó a realizar toda clase de actos sádicos, masoquistas y coprófagos durante dos semanas, además de cortarle las nalgas en varias ocasiones para beber su sangre. Finalmente intenta cortarle el pene con unas tijeras, pero cambia de opinión al ver el sufrimiento del chico y, arrepentido, le da diez dólares dejándolo huir. Ante el psiquiatra explicó que por orden divina se veía obligado a torturar y matar niños, y que el comérselos le provocaba un éxtasis sexual muy prolongado. Los hijos de Fish contaron cómo habían visto a su padre golpeándose el cuerpo desnudo con tablones claveteados hasta hacer brotar sangre. Durante el juicio quedó probado que realizó todo tipo de perversiones con más de 100 niños matando además a 15. Se descubrió también su extraño gusto por hacerse daño a sí mismo, uno de sus sistemas favoritos era clavarse agujas alrededor de los genitales. Una radiografía descubrió un total de 29 agujas en el interior de su cuerpo (algunas con tanto tiempo que habían empezado a oxidarse). Le gustaba comerse sus propios excrementos, o introducirse trozos de algodón empapados con alcohol dentro del recto y prenderles fuego En otras ocasiones había intentado introducirse agujas debajo de las uñas, pero no tardó en renunciar a ello cuando el dolor se hizo insoportable. 
 “Que alegría morir en la silla eléctrica.
Será el último escalofrío.
El único que todavía no
 he experimentado…”, dijo antes de ser ejecutado.
Estas declaraciones acerca de sus víctimas le cuestan a Fish la sentencia de culpable por crímenes con premeditación tras diagnosticarlo psicótico, pero cuerdo. Es condenado a la silla eléctrica y ejecutado en la prisión de Sing Sing el 16 de enero de 1936. Cuando se le preguntaba por la cifra exacta, respondía sonriendo: “Por lo menos cien”. Tubo una sorprendente reacción después de ayudar a los guardias a colocarle los electrodos, y se mostró entusiasmado. Albert Fish se llevaría a la tumba su mayor secreto, el número de personas que habría asesinado. Las opiniones de los psicólogos son contrastadas en ese aspecto, unos hablan de varios centenares de víctimas, mientras que otros estiman que no hubo más de cincuenta. Finalmente se le acusa de haber asesinado un total de 15 niños, la gran mayoría procedentes de las capas más pobres de la población.
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¿Qué rasgos los definen?

¿Qué rasgos los definen? 


1. Fase de aura: Es el momento en el que el potencial asesino en serie deja a la vista una confusión mental en la que mezcla fantasía y realidad. Generalmente, son fantasías relacionadas con ansias de poder y perversiones sexuales. Poco a poco, fantasía y realidad se vuelven inseparables para él.

2. Fase de búsqueda: Es el momento en el que se decide a realizar el crimen y busca una víctima ajustada a sus “necesidades”. Muchos potenciales asesinos en serie paran en este punto, y les basta con recrearse en la idea de que perpetran el crimen, sin llegar a hacerlo.

3. Fase de seducción: Si la simple idea no le basta, empezará la fase de seducción, que consiste en contactar con la potencial víctima, haciéndose pasar por alguien normal, para que baje la guardia y luego atacar. Algunos (pocos) potenciales asesinos en serie, al llegar a esta fase, se contentan y retroceden, sin llegar al crimen.
4. Fase de caza: Si no son capaces de contentarse con el contacto, comienza la fase de caza, momento en el que se tienden trampas para llevar a la víctima a una situación óptima para el crimen. Esta fase puede durar meses, semanas o unos simples instantes.
5. Fase de captura: Es el momento en el que el asesino en serie se quita la máscara y usa la fuerza, mostrando sus objetivos. Los psicólogos definen esta fase como una fase de no retorno, porque la víctima ya se ha dado cuenta de sus intenciones y es imposible que el asesino se eche atrás. 
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¿Qué es exactamente un asesino en serie?

🔪¿Qué es exactamente un asesino en serie? 🔪

Un asesino en serie es una persona que mata a tres o más personas en un lapso de tiempo de 30 días o menos, que tiene un periodo de “enfriamiento” entre un asesinato y otro, y cuya motivación es el placer que le aporta dicho crimen. Pese a que la marca de las tres muertes es arbitraria (podrían ser dos o cuatro, o más, no hay razón para que sean tres), y que también lo es la del tiempo (podrían ser dos meses en vez de uno), lo cierto es que los otros dos puntos sí son muy relevantes e identificadores.
1.- Tiene que haber un periodo de enfriamiento entre asesinato y asesinato. ¿Por qué? Porque si tienes un brote psicótico, entras en un bar, y matas a 20 personas, no se te puede considerar asesino en serie. Has matado 20 porque había 20, si solo hubiese uno, habrías matado a uno.
2.- Tiene que haber una gratificación psicológica en dicho crimen. Es decir, no es una venganza, no es para saldar una cuenta, no es por una idea o por una organización. Es porque el crimen en sí da placer a quien lo ejecuta.
La causa más habitual del asesino en serie es algún trauma que no ha sido debidamente aceptado adecuadamente.
Por ejemplo, el rechazo de una novia o una madre opresora pueden ser los detonantes de este tipo de problemas mentales en determinadas personalidades, que desembocan en los asesinatos, convirtiendo a la víctima concreta en una representación de dicha novia o dicha madre (o cualquier otro ejemplo).

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